El amor es puro teatro by Becky Albertalli

El amor es puro teatro by Becky Albertalli

autor:Becky Albertalli [Albertalli, Becky]
La lengua: spa
Format: epub
publicado: 2023-08-28T22:00:00+00:00


Escena 39

Por supuesto, termino contándole todo a Andy cuando me recoge el martes para ir al instituto. Durante un minuto, se queda aparcado en el camino de entrada de mi casa, con los ojos fijos en el parabrisas, vagamente confundido.

—¿Habéis ensayado? —pregunta finalmente.

—Sí, así es. —Me abrocho el cinturón de seguridad.

Sí, es verdad. Hemos ensayado. Y no es como si hubiera sucedido algo físico, más allá de tomarnos de la mano, y eso fue solo trabajo de personajes. Excepto por un momento en particular. No es que fuera un momento. Pero Matt y yo al final logramos completar toda la escena sin reírnos, así que nos sentíamos muy autocomplacientes y presumidos. Y de alguna manera nuestras miradas se cruzaron, solo durante diez segundos, tal vez veinte, hasta que abrió la boca para hablar. Pero las palabras nunca llegaron.

En su lugar, desvió la mirada, así que yo también hice lo mismo, y hubo un minuto cargado de electricidad en el que nos quedamos sentados en silencio. A centímetros de distancia, sin estar frente a frente. Pero seguí lanzando miradas furtivas a Matt por el rabillo del ojo. Y noté que tenía una expresión en el rostro que me recordaba algo.

No le voy a contar esa parte a Anderson.

—¿Estás enfadado?

—¿Qué? Claro que no. —Mira hacia el espejo retrovisor. Luego, con cuidado, retrocede y sale a la calle—. ¿Por qué lo estaría?

—No lo sé. Pareces enfadado.

—Bueno, no lo estoy.

Durante un minuto, ambos permanecemos en silencio.

—¿Matt te mencionó que me iba a invitar a su casa? —pregunto al final.

Andy hace una pausa y enciende el intermitente.

—Nop —responde.

—Tal vez lo decidió a último momento.

—Tal vez.

En cierto modo, es un poco extraño. Matt debe de haberme invitado justo después de que Andy se fuera el sábado. También es extraño que, durante todo el tiempo que estuvimos juntos, no mencionó a Anderson ni una sola vez. Ni los superhéroes, ni los gofres, ni nada. Parece como si Matt quisiera conocernos por separado. O al menos en su mente nos considera personas independientes el uno del otro.

No sé cómo me siento al respecto. Estoy acostumbrada a que Andy y yo seamos una unidad indestructible. No es que el asunto de Matt nos esté destruyendo. Está claro que destruir no es la palabra adecuada. Porque nunca dejaríamos que eso sucediera. Tenemos reglas básicas. De todos modos, Andy ni siquiera está enfadado.

Al menos, eso es lo que me dijo.

Pero juro que no es el Anderson de siempre, con sus ojos brillantes. Ni siquiera el Anderson ligeramente menos enérgico de las mañanas nubladas.

De hecho, no habla en todo el camino al instituto.



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